La Ley 26.150 busca garantizar el derecho de los/las estudiantes de todo el sistema educativo a recibir "educación sexual integral en los establecimientos educativos públicos, de gestión estatal y privada" de todas las jurisdicciones. El enfoque que encierra esta ley supera las visiones parciales que miraban por separado los aspectos biológicos, psicológicos, sociales, afectivos y éticos, incorporándolos en una perspectiva superadora. Esta norma prevé la incorporación de la complejidad de la temática en los lineamientos curriculares, llevando este enfoque a los distintos niveles del sistema educativo, mediante pautas y propuestas didácticas de acuerdo a la diversidad sociocultural local.
En este encuentro abordaremos el desarrollo de la autonomía
vinculado con la toma de decisiones. Pensamos la autonomía como una
construcción social e individual, resultado de múltiples aprendizajes. La
escuela puede alentar y ofrecer oportunidades para que los y las estudiantes
ejerzan su capacidad de elección, donde se ponen en juego la autoestima, los
sentimientos, la información y reflexión necesarias para tomar una decisión
teniendo en cuenta ciertos valores y las distintas presiones -sociales, culturales,
de los medios de comunicación, de los pares- involucradas en el momento de
decidir cuestiones importantes para la vida y para la salud (Educación sexual
en la Escuela Primaria, G.C.B.A., 2009).
vinculado con la toma de decisiones. Pensamos la autonomía como una
construcción social e individual, resultado de múltiples aprendizajes. La
escuela puede alentar y ofrecer oportunidades para que los y las estudiantes
ejerzan su capacidad de elección, donde se ponen en juego la autoestima, los
sentimientos, la información y reflexión necesarias para tomar una decisión
teniendo en cuenta ciertos valores y las distintas presiones -sociales, culturales,
de los medios de comunicación, de los pares- involucradas en el momento de
decidir cuestiones importantes para la vida y para la salud (Educación sexual
en la Escuela Primaria, G.C.B.A., 2009).
Actividades
- Lectura del cuento: “Cuando sea Grande” de Elsa Bornemann (escritora y poeta argentina).
¿Qué vas a ser cuando seas grande?, me pregunta
todo el mundo.
Yo les contesto astrónomo o colectivero del
espacio, porque nunca se sabe. Pero tengo ganas de agregar otra verdad:
Cuando sea grande voy a tratar de no olvidarme de que una vez fui chico.
Recuerdo que, cuando aún iba al jardín de infantes, mi tía Ona me contó un
cuento de gigantes. Después me mostró una lámina en la que aparecían tres y me
dijo:
– Los gigantes sólo existen en los libros de
cuentos.
– ¡No es cierto! – le grité– ¡El mundo está lleno
de gigantes!
¡Para los nenes como yo, todas las personas mayores
son gigantes! A mi papá le llego hasta las rodillas. Tiene que alzarme a upa
para que yo pueda ver el color de sus ojos… Mi mamá se agacha para que yo le dé
un beso en la mejilla. En un zapato de mi abuelo me caben los dos pies
¡Y todavía sobra lugar para los pies de mi
hermanita! Además, yo vivo en una casa hecha para gigantes:
Si me paro junto a la mesa de la sala, la tabla me
tapa la nariz…
Para sentarme en una silla de la cocina debo
treparme como un mono, y una vez sentado, necesito dos almohadones debajo para
comer cómodamente. No puedo encender la luz en ningún cuarto, porque no alcanzo
los interruptores. Ni siquiera puedo tocar el timbre de entrada. Y por más que
me ponga de puntillas, ¡no veo mi cara en el espejo del baño!
Por eso, ¡cómo me gusta cuando mi papi me lleva en
sobre sus hombros! ¡Hasta puedo arrancar ramitas de los árboles con sólo
estirar el brazo!
Por eso, ¡cómo me gustaba ir al jardín de
infantes! Allí hay mesas, sillas, armarios, construidos especialmente para los
más chicos. Las mesas son mesitas; las sillas son sillitas; los armarios son
armaritos.
¡Hasta los cubiertos son pequeños y mis manos
pueden manejarlos fácilmente!
También hay una casita edificada de acuerdo con nuestro
tamaño. Si me subo a un banco, ¡puedo tocar el techo!
Sí. Ya sé que también yo voy a ser un gigante:
cuando crezca. ¡Pero falta tanto tiempo! Entre tanto, quiero que las personas
mayores se den cuenta de que hoy soy chico, chiquito, chiquitito.
¡Chico, ¡CHIQUITO, ¡CHIQUITITO, EN UN MUNDO TAN
GRANDE!
De gigantes. Hecho por gigantes. Y para gigantes.
2) Reflexionamos y respondemos:
¿Qué cosas no puedo hacer en casa porque no llego o
no las alcanzo?
¿Y en la calle?
¿Y en la escuela?
Si estuvieran hechas para mi tamaño...
¿Podría hacerlas solo/a?
¿Cuáles sí y cuáles no?
¿Se imaginan una ciudad pensada para chicos y
chicas?
3) Nos sentamos en familia
y repartimos a cada participante una ficha de actividades. Sólo deben marcar
con una cruz. Se puede hacer una lectura colectiva si todavía cuesta la lectura
individual y silenciosa. Podemos invitar a que el mismo grupo agregue otras
cuestiones sobre las que tenemos que decidir.
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Me cuesta mucho
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Me sale fácil
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Elegir el gusto del helado.
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Elegir con quién me siento en la escuela.
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Decidir a qué juego en casa.
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Elegir qué programa veo en la tele.
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Decidirme por un juego en el recreo.
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Elegir con qué compañeros hago un trabajo en
grupo.
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Para orientar la reflexión y la puesta en común: lo
que nos sale fácil suele no darnos mucho problema, pero es diferente cuando
algo me cuesta mucho. Cuando no sé qué elegir, me cuesta decidirme o me la paso
dudando.
Compartimos ideas en familia y luego dibujamos.
Espero que les haya gustado la actividad.
Mario Lucas Cuello y Jacqueline Pelus
2020
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